Es más importante conseguir que la gente entienda que hacer recordar, porque la inteligencia es más que la memoria. Unas veces hay que recordar, y otras aconsejar. Algunos dejan de hacer las cosas cuando más conviene. Es que no se me ocurre -dicen-. Ahí entra en juego el amigo para demostrar la oportunidad de un momento dado.
Uno de los mayores logros de la inteligencia es que se le ocurra a uno rápidamente la idea precisa. Para fallar en esto hay muchos fracasos. Quien pueda ayudar con un consejo, que lo haga. Y quien necesite la ayuda de un consejero, que la solicite. A veces, basta insinuarla. Es necesario este refinamiento si resulta útil.
Cuando no baste, se debe ser más explicito. Si ya tenemos el no, vayamos en busca del si. La mayoría de las veces no se logra, por no intentarlo.
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